UNA MIRADA DESDE LA CONSTITUYENTE AL
DECRETO 606 DE 2023
¿Es la participación social la columna vertebral del crecimiento y desarrollo del país?
el papel de la participación social
como eje de crecimiento nacional desde el marco constitucional, y una evaluación
del Decreto 606 de 2023 de la Alcaldía Mayor de Bogotá, en cuanto a su impacto
sobre esta participación social y los medios comunitarios.
Participación social.
1.
fundamento constitucional y motor de desarrollo
La Constitución Política
de Colombia de 1991 consagra la participación ciudadana como uno de los pilares
esenciales del Estado social de derecho. No es una concesión, sino un derecho
fundamental y una herramienta de poder democrático. En su artículo 1º, se
establece que “Colombia es un Estado social de derecho, organizado en forma de
república unitaria, descentralizada, con autonomía de sus entidades
territoriales, democrática, participativa y pluralista”. Esta frase no es
meramente decorativa: la participación constituye una dimensión estructural del
orden institucional colombiano.
El artículo 2º de la
Carta Magna profundiza en esta idea al señalar como uno de los fines esenciales
del Estado “facilitar la participación de todos en las decisiones que los
afectan”. Y el artículo 40 garantiza a todo ciudadano el derecho a participar
en la conformación, ejercicio y control del poder político.
Desde esta perspectiva,
puede afirmarse con fundamento que la participación social no solo es parte del
modelo democrático colombiano, sino que es el mecanismo a través del cual se
consolida la gobernabilidad, se legitiman las decisiones públicas y se activa
el desarrollo sostenible e inclusivo; “hechos contrarios a este mandato
obedecen a dominios inadecuados de los funcionarios o a abusos de autoridad.
En consecuencia,
cualquier política pública o norma que fortalezca la participación está
alineada con el modelo constitucional; lo contrario, representa un retroceso
democrático.
2.
Participación social y desarrollo.
El desarrollo de un país
no se mide solo en cifras económicas, sino también en calidad institucional,
inclusión social, y garantía de derechos. En este sentido, la participación
social, entendida como la intervención activa de la ciudadanía en la
planeación, ejecución y control de la gestión pública, se convierte en la
columna vertebral del desarrollo integral.
La experiencia muestra
que cuando los ciudadanos participan efectivamente:
Se mejoran las políticas
públicas porque recogen necesidades reales;
Se incrementa la
transparencia y el control social sobre los recursos;
Se promueve la
corresponsabilidad entre Estado y sociedad;
Se generan procesos de
empoderamiento local y autonomía comunitaria.
Así, la participación
fortalece tanto la cohesión social como la eficiencia institucional, y con ello
impulsa el crecimiento con justicia social.
3. ¿Qué propone el
Decreto 606 de 2023?
El Decreto 606 de 2023,
expedido por la Alcaldía Mayor de Bogotá, reglamenta la operación de los medios
comunitarios y alternativos en el Distrito Capital, particularmente en su
relación con las entidades públicas locales, incluyendo los procesos de
comunicación pública y participación en convocatorias, contratación y rendición
de cuentas.
Entre sus
aspectos clave se destacan:
Define criterios técnicos
y administrativos para la vinculación de medios comunitarios en estrategias
institucionales.
Formaliza procesos de
selección y contratación con enfoque diferencial y de transparencia.
Reconoce la función
social de estos medios como actores de comunicación para la participación
ciudadana.
4. ¿Fortalece o debilita la
participación social?
El impacto del Decreto
606 sobre la participación social es ambivalente y depende de su
implementación. En términos generales, tiene potencial para fortalecerla, pero
también hay alertas importantes:
Fortalezas:
Reconocimiento
institucional: Eleva el estatus de los medios comunitarios como actores
legítimos de la política pública de participación y comunicación.
Reglas claras:
Establece procedimientos que pueden democratizar el acceso a recursos públicos,
evitando clientelismos.
Articulación territorial. Permite que los medios comunitarios participen en la planeación y difusión de
acciones institucionales a nivel local.
Debilidades o riesgos:
Exceso de formalismo.
Si las exigencias técnicas o administrativas superan la capacidad real de los
medios alternativos, se puede excluir a muchos actores legítimos y con arraigo
comunitario.
Centralización indirecta.
Aunque
promueve la descentralización, podría favorecer a organizaciones mejor
estructuradas o cercanas al poder local, debilitando la diversidad de voces.
Falta de garantías para
el control social. Si no se prevén mecanismos efectivos para
evaluar el impacto de los medios en la comunidad, se corre el riesgo de
convertir esta política en una herramienta de cooptación, más que en una
plataforma de participación autónoma.
5.EN
RESUMEN.
Sí, la participación social es la columna
vertebral del desarrollo y del crecimiento de un país. No solo es mandato
constitucional, sino un principio democrático esencial. Cualquier política
pública, como el Decreto 606 de 2023, debe ser evaluada a la luz de su
capacidad real para fortalecer esa participación.
El Decreto 606 representa
una oportunidad normativa positiva, pero solo si su implementación garantiza
inclusión, respeto a la autonomía comunitaria y enfoque diferencial. De lo
contrario, corre el riesgo de burocratizar y debilitar la participación desde
abajo.
El desafío está en
acompañar esta norma con formación, simplificación de procesos y garantías
reales de pluralismo, asegurando que los medios comunitarios no sean solo instrumentos
del poder institucional, sino voceros legítimos de las comunidades que
representan.
Periodismo comunitario y alternativo
“Sembradores del Porvenir”
Somos voz de barrio, palabra de
esquina,
el eco de los pueblos que caminan.
No hay nación sin su gente despierta,
ni progreso sin la puerta abierta.
Cuando el pueblo se sienta en la
mesa,
y su palabra pesa y no tropieza,
se siembra justicia en la vereda,
y florece la patria que se espera.
No somos relleno en las decisiones,
somos semilla en las construcciones.
De manos firmes, de paso leal,
la participación… es columna vertebral.
Sin comunidad, no hay rumbo cierto.
Sin escucha, el futuro queda incierto.
Pero con voces que eligen y construyen,
los países se elevan y fluyen.
Participar no es sólo derecho,
es deber, es fuego en el pecho.
Es amar la tierra con razón y pasión,
y ser parte viva de su transformación.
Participación Social, Columna
Vertebral del Desarrollo Nacional
En toda sociedad democrática y en construcción de paz, la
participación social no es una opción secundaria; es el núcleo que da sentido,
legitimidad y dirección al desarrollo nacional. En Colombia, un país de
múltiples voces, territorios diversos y profundas desigualdades históricas, la
participación social se convierte en una herramienta transformadora, garante de
justicia, inclusión y sostenibilidad.
La participación social implica que las comunidades —rurales,
urbanas, indígenas, afrodescendientes, jóvenes, mujeres, personas con
discapacidad, entre muchas otras— tengan la posibilidad real de incidir en las decisiones
que afectan sus vidas. Es un proceso que va más allá de asistir a reuniones o
votar cada cierto tiempo; se trata de construir ciudadanía activa, crítica y
propositiva. Involucra informar, dialogar, proponer y exigir rendición de
cuentas.
En este sentido, la participación no debe entenderse
únicamente como un mecanismo político; es también una forma de salud
comunitaria. Cuando las personas se organizan, conocen sus derechos y se
vinculan a espacios de deliberación colectiva, se fortalece el tejido social,
se previenen conflictos, se promueve el bienestar emocional y se dignifica la
vida en comunidad.
Desde las juntas de acción comunal hasta las veedurías
ciudadanas, pasando por los cabildos abiertos, presupuestos participativos y
consejos locales, los mecanismos de participación son instrumentos poderosos
para equilibrar la balanza del poder. No se trata de romantizar la
participación, sino de reconocerla como columna vertebral de cualquier modelo
de desarrollo sostenible, con justicia social y equidad territorial.
Hoy, más que nunca, en el siglo XXI, necesitamos una
participación renovada, digital e incluyente. Los medios comunitarios, las
redes sociales bien orientadas, las plataformas de deliberación ciudadana y las
tecnologías cívicas deben ser aprovechadas para amplificar las voces populares
y construir políticas desde abajo, con visión de país y responsabilidad
colectiva.
La invitación es clara; que cada colombiano y colombiana sea
más que espectador de la historia; que se convierta en autor de cambio, en
protagonista de su barrio, de su vereda, de su nación. Porque sin
participación, no hay democracia viva. Y sin democracia, no hay salud, ni
educación, ni desarrollo que se sostenga.
Revista
ABC de la salud.
Informa – forma y apoya la educación.
Periodismo comunitario y alternativo.
¡Un nuevo estilo de realizar periodismo social incidente capaz de generar
cambios!
